Por qué la eficiencia por sí sola no reduce el consumo de energía
Cada vez más personas utilizan electrodomésticos con un alto grado de eficiencia energética. Por eso parece casi paradójico que el consumo de energía de los usuarios aumente a pesar de ello. Los economistas han estudiado este fenómeno.
El Gobierno alemán tiene un ambicioso objetivo de ahorro energético: el consumo de electricidad en Alemania debería ser un diez por ciento inferior al nivel de 2008 (hasta 2020). El volumen de ahorro corresponde a la cantidad de electricidad consumida por Grecia al año.
Se supone que los consumidores ayudarán sustituyendo los viejos frigoríficos, hornos y lavadoras devoradores de energía por nuevos electrodomésticos más económicos.
Los especialistas calculan - como siempre en subjuntivo
La Agencia Alemana de la Energía calcula que así podría alcanzarse aproximadamente la mitad de los objetivos de ahorro. Pero estos cálculos a menudo no cuadran, como ha demostrado un grupo de investigadores dirigido por Lucas Davis, economista de Berkeley. Los electrodomésticos que ahorran a veces consumen más electricidad. Los investigadores descubrieron esta paradoja del ahorro de electricidad en México.
¿Dinero de los impuestos invertido sabiamente?
Allí, el Estado pagaba primas de desguace por la compra de frigoríficos y aparatos de aire acondicionado económicos, con la esperanza de que así se redujera considerablemente el consumo eléctrico del país. El Estado gastó 143 millones de dólares en el programa: los mexicanos cambiaron 850.000 frigoríficos y 100.000 aparatos de aire acondicionado.
En 2009, el Banco Mundial había pronosticado que un hogar medio en México podría ahorrar 1.200 kilovatios hora al año sustituyendo los aparatos de aire acondicionado. Los nuevos frigoríficos podrían reducir el consumo en otros 481 kilovatios hora al año. Los economistas de Berkeley han sometido estas previsiones a una prueba de realidad y han llegado a conclusiones aleccionadoras.
Los hábitos de consumo han cambiado
El análisis de los datos detallados de los clientes del proveedor estatal de energía CFE muestra que el consumo de electricidad sólo disminuyó ligeramente. Los frigoríficos redujeron el consumo eléctrico en sólo 132 kilovatios hora al año. La previsión para los aparatos de aire acondicionado estaba completamente equivocada: en lugar de disminuir significativamente, el consumo de electricidad aumentó ligeramente.
La realidad supera a la ideología
La razón es que los patrones de uso de la gente han cambiado. La mayoría de los mexicanos utilizaban sus viejos aires acondicionados devoradores de energía con mucho cuidado: sólo los encendían a la hora de comer para aliviar lo peor del calor. Después de cambiar a aparatos de bajo consumo, se permitían más horas de frío y los encendían más tiempo porque temían menos una factura de electricidad elevada.
"Como los electrodomésticos de bajo consumo cuestan menos, se utilizan más", escriben los investigadores. En su opinión, un mecanismo similar funcionaba con los frigoríficos: al comprar nuevos, muchos mexicanos optaban por modelos de gama alta con prácticos extras, como dispensadores de cubitos de hielo en la puerta.
Paradoja de Jevons
Aunque estos aparatos consumen menos electricidad que los antiguos, también consumen más que los frigoríficos nuevos sin florituras. A finales del siglo XIX, el economista británico William Stanley Jevons observó que los avances en la eficiencia de la máquina de vapor iban acompañados de un aumento del consumo de carbón; hoy los economistas hablan del "efecto rebote" o del Paradoja de Jevons. Los investigadores subrayan que cualquiera que sopese los costes y beneficios de los programas de apoyo para aumentar la eficiencia energética debe tener en cuenta este efecto.